Representan el amor imperecedero, pero, al igual que el resto de joyas, las alianzas de boda pueden estropearse por el paso del tiempo. No cuidarlas debidamente, almacenarlas con otros complementos o llevarlas en algunas ocasiones del día a día que dañan el metal, son algunos factores que pueden hacer que tenga un aspecto deslucido, tan distinto de cuando se recibieron por primera vez.

 

Por suerte, es posible recuperar su brillo natural y que estén tan bonitas como el primer día. Es algo tan sencillo como prestarles un poco de atención, quitarlas en ciertas ocasiones y, sobre todo, poner en práctica un mantenimiento básico cada cierto tiempo.

 

Pero, ¿cuáles son los hábitos que dañan el metal? Aunque el oro es un material muy resistente, lo cierto es que es un metal precioso blando. De ahí que enseguida se marquen los impactos en la superficie o su forma se pueda alterar.

 

Hábitos que dañan la alianza

 

Llevar el anillo haciendo deportes de contacto, pesas o actividades físicas que impliquen hacer fuerza, pueden llegar a deformarlo. La sal del mar o el cloro de la piscina son dos componentes que corroen el metal, al igual que el sudor. Por lo que en verano habrá que extremar el cuidado de la alianza y no lucirla.

 

Una serie de productos químicos, como los de limpieza o incluso de cuidado personal -como quitaesmaltes, cremas o perfumes-, también dañan el oro y afectan a su brillo natural deteriorándolo.

 

Quitarse el anillo en esas ocasiones (y guardarlo en una bolsita de tela, a ser posible), evitará que se estropee. Respecto a guardarlo en el joyero, es mejor dejar la joya aparte en esa bolsa de tela o en una de plástico para que no la rocen o golpeen otras joyas.

 

¿Cómo limpiarla?

 

Los roces más superficiales o manchas del uso habitual, se pueden limpiar en casa. Por lo que el primer cuidado se puede hacer de manera asequible y muy sencilla.

 

Es tan fácil como mezclar agua tibia con jabón (de lavavajillas o detergente) y sumergir el anillo. Después de dejarlo durante unos 15 minutos, se puede retirar. Para limpiarlo, se frota con un cepillo suave, se enjuaga y se seca con un paño de tela.

 

Si, tras esa primera limpieza, seguimos viendo impurezas, es probable que la alianza necesite un cuidado más profundo. En ese caso, se puede recurrir a una limpieza por ultrasonido. Con este método se eliminan las partículas de suciedad que están más incrustadas sin afectar a la pieza y evitando la oxidación del anillo.

 

A diferencia de la limpieza con agua, esta se debe hacer en joyerías y deben realizarla expertos. Lo mismo sucede si necesita un pulido. Repasando su superficie cada pocos años, quedará otra vez como nueva, ya que este proceso elimina el desgaste.

 

Por último, en el caso de que sea una alianza en oro blanco y cada vez se ve más mate, un baño de rodio le devuelve la luminosidad.

 

Con estos cuidados, el anillo de boda estará tan bonito como el día en el que se dio el ‘Sí, quiero’.